Taransaud toma todas las medidas necesarias para que, cada año, cada barrica aporte al viticultor lo que espera de manera precisa con el fin de integrarse con armonía en el objetivo enológico.

El trabajo de selección de las maderas, el respeto del curado natural, así como el tostado, se encuentran en el corazón de esta iniciativa.
El arte tradicional del tostado en Taransaud se guía por el respeto del vino o del licor, su terruño, su variedad de uva. Por eso, el tostado Taransaud nunca resulta excesivo. A cada perfil enológico le corresponde una receta aplicada de forma escrupulosa por nuestros toneleros expertos en tostado final, formados, cualificados y experimentados en el arte de revelar los aromas de la madera.

Sus sentidos, siempre alerta, les ayudan a gestionar la llama que alimentan con madera de roble seca. Un sistema de asistencia electrónica permite comprobar, en tiempo real, el respeto de los parámetros, al tiempo que garantiza el registro esencial para la reproducibilidad.
El control minucioso de cada barrica forma parte integrante de nuestra carta de calidad, que incluye la garantía de la ausencia de ampollas en nuestras barricas de vino.